Nadezhda Tolokonnikova

 

RUSIA – 1989

Autora del texto: Baiden Wright

 

«Somos vilipendiados pero no tenemos la intención de hablar mal a cambio. Estamos en una situación desesperada, pero no se desesperen. Somos perseguidos pero no desamparados. Es fácil humillar y aplastar a las personas abiertas, pero cuando soy débil, entonces soy fuerte.»

 

Nadezhda Tolokonnikova nació el 7 de noviembre de 1989 en Norilsk (Rusia). Cuando tenía 17 años, se mudó a Moscú para estudiar Filosofía. En 2007, empezó a participar en proyectos de arte de protesta y por ello empezó a ser perseguida y controlada por la policía rusa. Ella se unió al grupo “Pussy Riot”, un grupo de arte de performance y músico rock feminista surgido en 2011. El grupo realizaba una crítica al patriarcado y ponía en cuestión la homofobia del presidente de Rusia, Vladimir Putin. Después de una protesta en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, Tolokonnikova y su grupo fueron arrestadas y condenados a dos años de prisión. Ella fue liberada en 2013 como parte de un proyecto de ley de amnistía. Después de su liberación, además de continuar su trabajo con Pussy Riot, fundó “MediaZona”, un medio de comunicación independiente para defender derechos de las personas prisioneras.  En la actualidad sigue vinculada a las acciones a favor de la justicias y la paz y ha lanzado una iniciativa para recaudar dinero en apoyo de Ucrania.

 

Nadezhda Tolokonnikova no tiene miedo “de ensuciarse las manos y las palabras”. Desde sus inicios como activista política, la cantante feminista ha dejado claro su oposición al gobierno de Rusia, y de su presidente Vladimir Putin.

 

Ella empezó su carrera como activista participando en arte de protesta. En los principios de la década de 2000, Tolokonnikova se unió con el colectivo de arte Voina” (la palabra Rusia que significa “guerra”), con que ella participó en actos de arte político radical, como una exhibición de sexo en grupo, y la disrupción de un juicio del director del Centro Andrei Sajarov. Sus primeros actos de protesta están arraigados en su educación en estudios filosóficos, y no fueron vanos actos de rebelión. Cada demostración de arte político en que Tolokonnikova participó, fue para criticar desde una perspectiva feminista, las leyes injustas o el régimen totalitario de Rusia

 

Tolokonnikova es una de las fundadoras del grupo “Pussy Riot”, un grupo de música punk rock, que en sus inicios estuvo integrado por 11 mujeres y que realiza performances artísticas de carácter político. Se ha ido ampliando poco a poco y en la actualidad reúne a una red de mujeres feministas, personas de la comunidad LGBTQ+, y los que se oponen a las políticas brutales del gobierno ruso. En estos años han protagonizado actos de protesta contra las políticas autoritarias de Putin, organizando conciertos no autorizados en varios lugares de Moscú y  actos de desafío destinado a crear controversia.  Uno de los más destacados, fue el concierto en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú,  muy cerca del Kremlin, por las que fueron arrestadas y encarceladas  sin fianza por las fuerzas de seguridad.

 

Tolokonnikova no aceptó su arresto  e inició una huelga de hambre mientras que estaba en la cárcel. El asunto tuvo un impacto internacional y lograron el apoyo de de personas relevantes en el ámbito político, cultural, mediático, etc. Todo esto contribuyó a dar visibilidad a las  políticas autoritarias de Rusia y hubo un llamamiento internacional para su puesta en libertad. A pesar de todo, las miembros de Pussy Riot fueron condenadas a dos años en prisión.

 

Al salir de la cárcel, ella reanudó su actividad en Pussy Riot y creó la cadena Media Zona, en donde difunde noticias con un enfoque en los derechos de personas encarceladas. En una conferencia que dio en la Universidad de Swarthmore en los Estados Unidos, ella habló de sus experiencias como prisionera de un Estado conocido por sus abusos  en la violación de los derechos humanos:

 

“Existe esta idea de que tienes que sufrir y pasar por el dolor para entender la vida. [La prisión] fue una experiencia de crecimiento espiritual. Pero el campo de trabajos forzados es un absoluto infierno en la tierra. Te enseña cómo convertirte en una rata, cómo convertirte en una persona totalmente poco ética”.

 

En los últimos años, ella ha expresado en voz alta su rechazo por la ocupación rusa de Ucrania. Pussy Riot, realizó una actuación en Nueva York para denunciar las políticas de ocupación de Putin en Ucrania y para recaudar fondos para apoyar a la población. Tolokonnikova y Pussy Riot lanzaron “Ucrania DAO”, una organización dedicada a la venta de NTFs, una forma de arte digital, en colaboración con varios grupos de moneda criptográfica. Esta reacción al conflicto fue motivada en parte por, en la opinión de Tolokonnikova, la respuesta mediocre de la Unión Europea. El NTF cuenta con una imagen de la bandera ucraniana, y la venta consiste en dos partes: una opción de pujar por el NTF, y otra opción de donar directamente a la causa. Esta iniciativa recaudó más de tres millones de dólares en las primeras 24 horas.

 

Nadezhda Tolokonnikova experimenta de primera mano la violencia y la injusticia como tácticas de uso frecuente de Putin y su administración. Es claro que antes de su encarcelamiento, tuve una voz fuerte y convicciones inquebrantables en apoyo de la justicia por todos. Pero, también es cierto que su experiencia como prisionera del estado Rusia le ha dado una simpatía por otras víctimas de su misma situación. Su apoyo intenso para la gente de Ucrania es sin duda influido por sus propias experiencias ante la crueldad rusa. Habiendo dicho eso, considerando su historia de una de las críticas más influyentes contra el régimen ruso y infracciones de los derechos humanos, su rol como activista por la liberación de Ucrania es probable un papel que habría tomado independientemente de sus propias experiencias.

 

Incluso después de una experiencia traumática, Tolokonnikova no ha bajado su voz en apoyo de otros. Ella es una de las grandes activistas de su tiempo, aunque probablemente no estaría de acuerdo con esa etiqueta.

 

“Creo que ni siquiera deberíamos tener la palabra activista, todos deberíamos ser activistas; entonces no necesitaríamos la palabra activista, solo seríamos ciudadanos”.