Jody Williams

 

ESTADOS UNIDOS – 1950

Autora del texto: Sara Martignon

 

Tenemos que redefinir lo que nos hace sentir seguros en este mundo. No se trata de armar nuestro país hasta los dientes. Ni de hacer que otros países se armen hasta los dientes con las armas que nosotros producimos y les vendemos. Se trata de usar ese dinero de manera más racional para que haya más seguridad en el mundo, para que la población mundial esté más segura”

Jody Williams es una reconocida activista por la paz y los derechos humanos, premio Nobel de la Paz en 1997 por sus esfuerzos y compromiso con la erradicación de las minas antipersona. Hoy día es una de las coordinadoras de la Campaña Stop Killer Robots a favor de la elaboración de un tratado internacional vinculante para la prohibición de los sistemas de armamento autónomo.

En 1992 fundó la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersonas (International Campaign to Ban Landmines – ICBL), por medio de la cual en 1997 se logró la firma de la Convención sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, ​producción y transferencia de minas antipersona y sobre su destrucción (Tratado de Ottawa).

A lo largo de su extensa carrera en la defensa de los derechos humanos y en favor de la creación de la paz sostenible, sus mayores esfuerzos han estado encaminados en mostrar a la opinión pública los horrores de estas armas y concientizar sobre este problema, generando debate y reflexión. Jody Williams siempre ha luchado por una paz sostenible con justicia e igualdad, que va mucho más allá de la simple ausencia de la violencia directa. Según ella misma lo cuenta, necesitamos centrarnos en la seguridad humana para lograr una paz sostenible “en la que la mayoría de la población del planeta tenga acceso a recursos suficientes para vivir con dignidad, en la que haya acceso a la educación y a la atención médica para vivir sin necesidades y sin temores”.

Su largo recorrido de activismo por la paz y la defensa de los derechos humanos empezó a los 19 años, cuando participó en su primera manifestación en contra de la guerra en Vietnam. Fue en aquel entonces que “abrió los ojos en cuanto a la historia de los Estados Unidos” y empezó a dedicarse  a “buscar un camino para influir en la política exterior del país”. Por todo ello, a lo largo de los años ochenta se fue de voluntariado a diferentes países de América Latina – México, Nicaragua, Honduras, El Salvador entre otros – para participar en programas de ayuda humanitaria y proyectos educativos.

Después de su labor humanitaria en América Latina , en 1992 empezó a trabajar con un grupo de militares veteranos de la guerra en Vietnam y conoció así de primera mano las devastadoras consecuencias del uso de las minas antipersona. Fue a partir de ese momento, que emprendió una lucha sin descanso para lograr la erradicación de estos artefactos, hasta conseguir la firma del Tratado de Ottawa. En palabras de Jody Williams: “cuando empecé mi lucha contra las minas antipersona, hace casi 20 años, alguien resultaba dañado en algún lugar del mundo ¡cada 20 minutos! Ahora son ya menos de diez personas al día”.

Después de este gran logro y de haber sido galardonada con el Premio Nobel por la Paz, Jody Williams dedicó sus esfuerzos a otra causa: la igualdad de género y la erradicación de la violencia contra mujeres y niñas. En este marco, junto con otras mujeres ganadoras del Nobel como la guatemalteca Rigoberta Menchú, la iraní Shirin Ebadi, la liberiana Leymah Gbowee, creó la Nobel Women’s Initiative (Iniciativa de mujeres ganadoras de un Nobel), una organización que promueve el reconocimiento y brinda el apoyo a mujeres de todo el mundo que luchan por la paz y la igualdad. Si bien es cierto que los conflictos aumentan la condición de vulnerabilidad, discriminación y opresión de las mujeres, por otro lado “en los países en desarrollo o con conflictos armados, las mujeres están tratando de mantener a sus familias a salvo, de encontrar comida para alimentar a sus hijos e hijas y de mantener la armonía dentro de las comunidades”. Se trata de mujeres que luchan a diario por hacer del mundo un lugar con paz, igualdad y justicia.

Hoy día Jody Williams sigue luchando contra la lógica militarista y los últimos avances en la tecnología armamentística que hasta “cruzan los límites morales y éticos que las personas no deberíamos cruzar”. Por esta razón, en 2013 impulsó la Campaña Internacional Stop Killer Robots, una coalición global que lucha por prohibir las armas autónomas letales – conocidas altresí como robots asesinos, es decir “máquinas programadas para matar sin necesidad de que un humano los maneje”.

Tenacidad, persistencia y compromiso son las cualidades por las que esta activista estadounidense sobresale. Sin embargo, tal como ella misma reconoció varias veces, “una persona solita no cambia el mundo para beneficio de todos. Para lograr eso, es necesario trabajar con otros con la misma visión y determinación de hacer de la visión una realidad”. A este respecto, la ganadora del Nobel destaca la importancia de una cultura de paz y el rol de la educación en su construcción, y reconoce que “la violencia continuará si no nos educamos y educamos a nuestros hijos sobre las diferentes maneras de resolver conflictos”.