Elizabeth Odio Benito

 

COSTA RICA – 1939

Autor del texto: Manuela Mesa

 

“He luchado y lucharé siempre para que las sociedades sean cada día más equitativas y justas y las mujeres y los hombres del mundo sean seres igualmente dignos e iguales»

Política, abogada y feminista costarricense. Fue segunda vicepresidenta de la República de Costa Rica y ministra de gobierno en varias ocasiones. Jueza del Tribunal Internacional para juzgar crímenes de la antigua Yugoslavia (1993-1998).

Nació  en Puntarenas en 1939. Su padre era maestro, originario del lugar y su madre, hija de inmigrantes españoles. Estudió Derecho en la Universidad de Costa Rica y posteriormente obtuvo el título de Notaría Publica y realizó también Estudios de Género. Fue la primera mujer profesora en la Facultad de Derecho en la Universidad de Costa Rica y posteriormente fue rectora interina de la Universidad. Fue Ministra de Justicia en dos periodos (1978-1992) y (1990-1994) y desde esta posición, fue una de las impulsoras del Código de Familia, que contiene importantes avances en materia de derechos de las mujeres y los niños y niñas.

En 1993, fue elegida por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad como magistrada de la Corte Penal de la ONU en la antigua Yugoslavia. Ella y Gabrielle Kirk McDonald’s de los Estados Unidos fueron las únicas mujeres en el Tribunal de La Haya. Gracias a la iniciativa de ambas mujeres, la violencia sexual, por primera vez, aparece en el derecho internacional como un tipo específico de la delincuencia. También, el estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional ahora incluye la violación, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo forzado, la esterilización y otras formas de violencia sexual como crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad – contra la dura resistencia de los países islámicos y El Vaticano.

Lleva casi 30 años abogando por el castigo de los crímenes cometidos contra las mujeres, y conserva intacta su capacidad de conmoverse. Con esa mezcla de firmeza y sensibilidad cuenta como en 1993, durante el Congreso Mundial de Derechos Humanos en Viena formó parte de un tribunal de conciencia organizado por las ONGD  y le impactó tanto el escuchar los testimonio de las mujeres bosnias que había sido violadas. Pensó que nunca podría dedicarse a estos delitos y poco después tuvo la oportunidad de hacerlo cuando fue nombrada juez del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. Fue todo un reto para ella.

Ella considera que las normas jurídica son impotentes a la hora de regular las conductas. Tiene que haber programas gubernamentales y actividades de las sociedad civil que logren cambiar una estructura que no reconoce los derechos de las mujeres.

Concluido su mandato, ella afirmó:

“En Bosnia, vimos que las mujeres podían acabar siendo vecinas de sus violadores. Son muy valientes. En África, Guatemala, México o Colombia, la esperanza es la mujer. El cambio vendrá de ellas. O no vendrá. Hice todo lo que pude para condenar la violencia contra mujeres de todas las edades. Concluido ahora mi mandato en la Corte, espero contribuir desde Costa Rica a la difusión de sus sentencias. La justicia penal internacional es complementaria, y hay que lograr que tenga su correlato en el conjunto de América Latina”.

Ha recibido numerosos reconocimientos en su país y en el ámbito internacional. El 2 de octubre 2013 el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) del Gobierno de España le otorgó el Premio  por su labor destacada en la erradicación de la Violencia de Género.  Ella  es una mujer optimista y está totalmente que convencida de que algún día la tierra será un lugar mejor para vivir.