Berta Cáceres

 

HONDURAS – 1971-2016

Autora del texto: Ana Itziar Suárez Guerra

 

“Juntémonos y sigamos con esperanza defendiendo y cuidando la sangre de la tierra y los espíritus”

Berta Cáceres es una activista indígena Lenca ecofeminista nacida en Honduras en 1971. Fundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), lideró la lucha por la defensa del medio ambiente, en concreto, oponiéndose fervientemente a la creación de proyectos hidroeléctricos que se querían llevar a cabo en el occidente de Honduras, atentando contra la tierra y su biodiversidad. En 2015 fue galardonada con el prestigioso premio medioambiental Goldman. Debido a su lucha y a su oposición frente a proyectos fieramente destructivos de la tierra, fue asesinada el 3 de marzo de 2016.

 

Berta Cáceres nació el 4 de marzo de 1971 en La Esperanza (Honduras). Hija de Ausberta Flores López, una alcaldesa, partera y enfermera que dedicó su vida a atender las necesidades de las personas salvadoreñas refugiadas del Salvador. Ella, al igual que sus hermanos mayores, resultaron ser sus figuras de referencia a la hora de organizarse y luchar por sus ideales y la justicia. Desde pequeña vivió la persecución política en sus propias carnes, con la persecución de uno de sus hermanos, el secuestro y la tortura del otro, la vigilancia continua de su madre durante doce años y su posterior secuestro…

 

Posteriormente, de adulta también la sufriría en primera persona, siendo represaliada, encarcelada y finalmente asesinada. Berta Cáceres lideró y organizó la lucha del pueblo lenca para la defensa de su territorio, y en concreto sus ríos. Se opuso a los grandes proyectos de las empresas hidroeléctrica, que devastaban la tierra, contaminaban los ríos y acaban con la biodiversidad de sus tierras. Para ello se organizaban de diversas maneras, bloqueando carreteras, haciendo manifestaciones y mítines, realizando campañas, y denunciando la situación en el plano nacional e internacional.

 

En 1993 fundó el Consejo de Pueblos Indígenas de Honduras (COPINH), para hacer frente a las amenazas a las que se estaban enfrentando las comunidades Lenca debido a la tala ilegal y luchar así por sus derechos y sus territorios.

 

Una de sus iniciativas más destacadas es la que llevó a cabo en 2011 contra la represa de Agua Zarca, que iba a ser construida en el Río Gualcarque. Se trata de un río sagrado para las comunidades indígenas, por lo que resultaba un ataque directo tanto al territorio como a las personas que lo habitan y cuidan. Este proyecto iba a ser llevado a cabo por la empresa Desarrollos Energéticos SA (DESA) con el respaldo de Sinohydro. Esta represa suponía el desplazamiento de la comunidad, al impedir el desarrollo de la agricultura en ese entorno, pues suponía la privatización del río y las zonas colindantes. La lucha de Berta Cáceres contra este proyecto logró que tanto el Banco Mundial como la empresa Sinohydro abandonasen el proyecto, por lo que acabó siendo paralizado.

 

“Tenemos una acción en las inmediaciones del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca. Las comunidades de Río Blanco tomaron la decisión de impedir que se instale ese proyecto aquí, que ha venido a privatizar el río Gualcarque por más de 20 años, dando la concesión a las empresas DESA, a SINOHYDRO, transnacional china, con la participación de FICOHSA, un banco que se ha adueñado prácticamente de gran parte de la deuda interna de este país, que jugó un papel activo en el golpe de estado, y tiene inversiones en muchos sectores, no sólo el energético, el turístico y otros, y se está favoreciendo con los fondos del Banco Centroamericano de Integración Económica, del Banco Francés, de la USIC que son fondos del gobierno de los EE.UU.” (Berta Cáceres citada por Korol 2018, 163)

 

Fue durante esta campaña donde hizo frente a un mayor hostigamiento por parte de los poderes políticos y económicos, pues se enfrentó a cargos infundados y falsos contra ella que tenían como objetivo desestabilizar su lucha. A pesar de ello no lo consiguieron, pues para ella el río no era un objeto con el que se pudiese negociar. Era imprescindible para su comunidad y lo defendería a toda costa.

 

“Aquí es muy fácil que a uno lo maten. El coste que pagamos es muy alto. Pero lo más importante es que tenemos una fuerza que viene de nuestros ancestros, herencia de miles de años, de la que estamos orgullosos. Ese es nuestro alimento y nuestra convicción a la hora de luchar”

 

Con declaraciones tan tajantes como la que realizaba en 2013 y recogía Amnistía Internacional (2013), podemos observar sus demandas y su posicionamiento frente a las autoridades. “Quiero que las autoridades entiendan que las exigencias de los pueblos indígenas no es caridad. Estamos pidiendo justicia, por nuestros derechos, y por lo tanto están obligados a garantizarlos, a respetarlos y a cumplirlos.”

 

También en este año, en una entrevista realizada por Dick y Mirian Emanuelsson (2013) Berta Cáceres denunció todas estas violencias a las que se estaban siendo sometidas las comunidades indígenas por parte de las compañías hidroeléctricas y mineras y por parte del Estado hondureño. Destacaba que se habían realizado 47 concesiones a empresas transnacionales que les otorgaban pleno poder de explotación de las tierras, ríos y recursos de las comunidades indígenas tras el golpe de Estado de 2009. Ello también suponía los desalojos forzados y la desprotección de esos territorios, que pasaban a ser contaminados, deforestados y sobreexplotados para el beneficio de estas grandes empresas. Suponía un ataque directo contra las comunidades indígenas, sus creencias y su cosmovisión, pues se desviaban ríos que para ellas eran sagrados, se contaminaba el aire y sus aguas, se acababa con la fauna y la flora del lugar…

 

Su lucha, por ello, también se introdujo en las instituciones. Fue candidata a vicepresidenta en las elecciones nacionales previas al golpe de Estado de 2009, contra el cual también encabezó las protestas.

 

En 2015 fue galardonada con el Premio Medioambiental Goldman, que reconoce toda su lucha por la defensa del medioambiente y las comunidades indígenas, así como el premio póstumo Artemiso Precioso, concedido por Greenpeace en el primer aniversario de su asesinato. Con él querían reconocer su labor también de la defensa del medioambiente y los derechos humanos. También, póstumamente, fue reconocida por las Naciones Unidas para el Medio Ambiente con el Premio Campeones de la Tierra. A pesar de ello, para ella lo verdaderamente importante era la lucha y la conquista de derechos. “Lo que nos inspira no son los premios, sino los principios. Aquí, con reconocimientos o sin ellos, hemos luchado y lo vamos a seguir haciendo”

 

En 2016 fue asesinada en su propia casa en La Esperanza. Este asesinato años después se demostraría que estuvo organizado por Fuerzas Especiales del Ejército de Honduras, a los cuales encomendaron asesinar a varias personas dirigentes del país. Tras ello, en 2019 se inculpó a cargos del Ministerio Público, a ejecutivos de la empresa Agua Zarca y a exmilitares. En 2021 se demostraría que la empresa Desarrollos Energéticos S.A, en concreto el ejecutivo David Castillo Mejía, fue el principal autor intelectual de su asesinato.